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viernes, 22 de diciembre de 2017

Cecilia Vetti

ALAS QUEBRADAS

   Quizás yo hoy tengo el alma
           tan quebrada
por esa costumbre absurda
de las almas, de quebrar sus alas.
No puedo volar
            y eso me importa.
Porque un corto vuelo
redime de tantos vuelos
           no dados.
Como si fuera un pájaro
            apenas nacido
saltando por la hierba
            su piar.
Como si fuera un pájaro
estoy tratando de volar,
con las alas quebradas.


SER POETA

Ser poeta es pisar las estrellas
en los charcos, sin importar
que desaparezca el cielo.
Embriagarse con un romance triste,
aunque muera la heroína.
Espiar los insomnios de un verdugo
sin apiadarse.
Engañar a la luz con los postigos cerrados,
para que la noche no se escape.
Vestirse de fiesta en los días de luto,
sin sentir verguenza de los rojos.
Es subir los escalones de una plaza desierta
y llagarse los pies.
Es calentarse las manos con un sol de invierno
y no escuchar los píos del alba.
Es ser y no ser, siendo a cada rato,
en cualquier lugar, aún en el subte,
con una libreta borroneada
masticando palabras no dichas.
Es mirarla a ella en todos los intentos
y no sentirla lejos.
Es ser audaz, provocador, demente,
tenaz, enamorado,obsesivo, triste.
Usando ardides para amasar el verbo.
Ese que siempre está escapando,
como un barrilete de colores,
del tironeo de un poeta.

(c) Cecilia Vetti
Banfield
Provincia de Buenos Aires

Cecilia Vetti (Buenos Aires) concurrió varios años a los talleres literarios de Mirta Arlt y Mempo Giardinelli. Actualmente pertenece a la Sociedad Argentina de Escritores (Lomas de Zamora) y participa en el Grupo Literario Convergencia. Es jurado de distintos certámenes y coordina talleres literarios. Por su libro La soga del tiempo recibió la Faja de honor de la SADE (2002). Su último libro Entre las hojas recibió la Faja de Honor de la SADE 2017 (poesía).

martes, 19 de diciembre de 2017

Araceli Otamendi

Conjuros

Es posible que ya ni el espanto venga a sorprendernos en
esta noche tan cerrada...


Sola, de pie frente al río contemplo las garzas inmóviles
en la arena oscura.
Alguien, tal vez un hombre,  en su barco sigue el vaivén del agua,
pájaros de alas azules, negros, de cabeza roja  se instalan cerca
Pienso en otras épocas, cuando los niños jugaban
No había tanto silencio interrumpido ahora por los gritos
de esos pájaros
Ni una almohada de porcelana me devolverá los días que se fueron.


El cuerpo translúcido, pequeña consistencia de agua,
un rey africano, una silueta apenas,
viste su mejor traje en una celebración ritual
Jazmines blancos coronan su cabeza.

Desde la oscuridad enanos veloces
van hacia la espesura del bosque,
¿buscan el anillo de los Nibelungos?
¿o el pájaro Quetzalcóatl?
los niños comen flores
y ya es de noche

Hay una luz brillante
y nítida,
ahora amanece,
la condena  brutal es
juntar agua en los cántaros
hasta secar el río, hasta secarlo,
en una espera infinita.


(c) Araceli Otamendi
Ciudad Autónoma de Buenos Aires 

Araceli Otamendi nació en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Es escritora
y periodista.
https://revistaarchivosdelsur.blogspot.com.ar/p/araceli-otamendi-escritora-y-periodista.html